Siendo una de las obras más antiguas de la literatura colombiana, la Leyenda de Yurupary se vuelve un relato mítico fundacional amazonas. Este se llega a conocer por la transcripción hecha a partir de la versión que se relata en el siglo XIX por el indio José Maximino y traducida por Stradelli. Por eso, aquí podrás conocer más sobre la increíble Leyenda de Yurupary.
Personajes de Leyenda de Yurupary
Yurupary
Personaje principal, hijo de Seucy. Su cuerpo tiene un aspecto particular, pues emana fuego, así como posee una belleza que supera la de su madre. Yurupary es sabio y legislador, siendo quien impone orden a los pueblos indígenas.
Yurupary era bastante inteligente, algunos lo describen con rasgos de un dios. Sin embargo, no todas las características de Yurupary eran positivas, pues este era un guerrero cruel y despiadado que llegaba a ser diabólico y vengativo con sus enemigos.
Seucy
La madre de Yurupary, una mujer pecadora la cual come el fruto que se le ha prohibido. También conocida como seductora de la tierra, es una joven impaciente, curiosa y muy impulsiva que por su ingenuidad termina cometiendo errores.
Anciano Paye
Médico de la tribu, anciano que está lleno de conocimiento y sabiduría del mundo y de muchas cosas a su alrededor, siendo quien cura las enfermedades de la tribu además de ser el jefe de la misma.
Caruma
Amor de Yurupary, una joven hermosa con gran decisión, cuya inteligencia y perspicacia resaltan. Caruma es de quien Yurupary se enamora y esta se vuelve su pareja durante un tiempo.
Pinon
Hijo de Iacami, Pinon tiene una peculiar marca de nacimiento que se observa como una serpiente con estrellas las cuales son tan brillantes que ayudan a ver en la oscuridad. Pinon se caracteriza por ser un hombre seguro, inteligente y astuto, un líder nato que atesora a su familia.
Resumen de Leyenda de Yurupary
Parte I: el nacimiento de Seucy
Luego de una epidemia que mató a los hombres, pocos sobrevivientes quedaron, entre ellos algunos ancianos y un payé. Las mujeres que quedaron se juntaron en el lago Muypa en el cual Seucy se bañaba, pero sin lograr ninguna solución a la cual optar cuando llegó ella.
Las mujeres no sabían que estaban siendo vigiladas por el viejo payé, quien anteriormente les había prohibido acercarse. Reprendiéndolas, Seucy se dio cuenta y decidió irse para nunca volver mientras a las mujeres se les quitó la posibilidad de participar en las reuniones de importancia.
El payé tomó a las mujeres y las fecundo él mismo. Diez lunas después, dieron a luz al mismo tiempo. Una de ellas tiene una gran similitud con Seucy y así mismo la llamaron por ser réplica de la Seucy del cielo.
Parte II: el Nacimiento de Yurupary
Seucy, quien apenas llegaba a la edad de tener sus primeros amores, se mantenía pura, pero su actitud de curiosidad descuidada se tornó como un problema cuando decide comer de la fruta prohibida conocida como pihycan.
Con facilidad Seucy había conseguido algunas y mientras las comía sus jugos la terminaron fecundando. Intentó ocultar su embarazo a toda costa, pero eventualmente no pudo seguir haciéndolo, terminando por contar la historia del pihycan y cuando el niño nació podía verse su gran belleza y parecido con el sol.
Los tenuinas terminaron por proclamarlo como su tuxaua o jefe de la tribu y su nombre fue Yurupary. Este nombre significaba “engendrado por la fruta”, la cual comió Suecy al momento de salir embarazada.
Parte III: la desaparición de Yurupary
Apenas pasando una luna después del nacimiento de Yurupary, se le planeaba hacer entrega de la insignia del cacique. Aun así, faltaba la Ita-Tuxaua, pero para obtenerla debían ir a la Sierra del Gancho de la Luna a conseguirla.
Mientras tanto, había una discusión en desarrollo donde las mujeres de la tribu se dividieron en dos bandos, pues unas aseguraban que toda la tribu debía ir en su búsqueda y la otra mitad solo pedía que los hombres y ancianos fueran, pues esta piedra no debía ser tocada por las mujeres.
Toda la discusión se llevó durante una luna, luego de la cual descubrieron que Yurupary había desaparecido. No contentas con esto, las mujeres habían culpado a los viejos de la tribu, amenazándolos con el “suplicio de los peces”.
Los habían atado para que no escaparan, pues este castigo suponía sumergirlos y dejar solo sus cabezas por fuera del agua y luego herirlos en el cuerpo para que los peces fueran a devorarlos.
Esa noche, justo en el árbol de pihycan se escuchaba el llanto de Yurupary por lo que todos fueron a verlo, pero se quedó en silencio de nuevo. Repitiéndose en la segunda noche, todos buscaron en las ramas del árbol, pero sin alguna respuesta.
La tercera noche no esperaron, sino que llegaron antes, pero el llanto ahora se escuchaba entre ellos, causando un terror en la gente de la tribu y haciendo que desistieran. Su madre, Seucy, nunca se fue, siempre esperaba durante las noches llorando desconsolada.
Poco a poco la madre de Yurupary, descubrió que sus mamas estaban vacías, ya no estaba el llanto de Yurupary después de dos años, sino que ahora eran gritos, risas y juegos. Intentaba quedarse despierta para verlo, pero Suecy era vencida por el sueño para despertar al otro día sabiendo que habían tomado su leche.
Parte IV: el regreso de Yurupary
Después de 15 años, durante la luna llena, Suecy había bajado a bañarse en el lago de nuevo, reapareciendo Yurupary en la aldea, de mano con su madre. Un joven hermoso como el sol.
Los tenuitas sin pensarlo, decidieron darle todos los ornamentos que le competían a un cacique, aunque no tuviera la ita-taxagua. Con nuevas ideas, Yurupary empezó a cambiar la vida de la aldea, reemplazando las normas caóticas por las leyes del sol.
También rescató las leyes, mitos, leyendas y ritos de sus ancestros, haciendo además que este conocimiento llegue a los demás pueblos, siempre recibiendo resistencia por parte de las mujeres.
Durante su mandato, Yurupary tuvo sus discípulos, entre los cuales termina por encontrar fieles y traidores, pero él era vengativo y sabía qué hacer para tenerlos tranquilos. Encontró el amor en Caruma, una mujer bella e inteligente, pero todo fue momentáneo, pues se fue al oriente en buscar a una mujer que fuera digna del hombre del sol.