Esta novela fue escrita por José de Espronceda, libro en el que dicho escritor narra la historia de don Félix, más conocido como el estudiante de Salamanca.
Un hombre al todo el pueblo lo conocía, por ser un mujeriego, toda mujer a la que él veía en su camino, era motivo para intentar enamorarlas. Hasta que un día hubo una mujer que lo dejo anonadado con tan inmensurable belleza, ella era Elvira, una joven a la cual Don Félix termino por enamorarla. Después de un tiempo de que Elvira y el estudiante fueron novios, ambos decidieron contraer matrimonio, pero como era de esperarse, no tardo mucho el estudiante en regresar a las andadas de ser un hombre mujeriego, y terminó abandonando a su esposa Elvira. Ella estaba perdidamente enamorada de él, cosa que a él no le importo más que a sus placeres. Elvira en su soledad terminó muriendo de tristeza, tras el abandono de su amado, así que antes de morir dejo una carta dirigida hacia el estudiante, Don Félix. Toda la culpa recae sobre el estudiante, todos lo señalaban por ser el causante de la muerte de la pobre joven Elvira.
Un día se encontraba Don Félix jugando a las cartas con un par de amigos, cuando al lugar se presentó Don Diego, quien era el hermano de Elvira, Diego lleno de dolor por la muerte de su hermana estaba decidido a matar al estudiante para cobrar venganza, así que ambos hombres se enfrentaron, y al final de la pelea termino muriendo Don Diego sin poder llevarse a la tumba la satisfacción de haber cumplido con su venganza.
Después de un tiempo, lo sucedido en el pueblo empezó a ser olvidado. Todo parecía marchar de lo más normal. Hasta que un día, Don Félix se encuentra por la calle a una mujer que se encontraba arrodillada en el suelo, el cuerpo de esta mujer estaba cubierto por un manto blanco, que también le cubría el rostro. Don Félix, con su personalidad de mujeriego, intento conocerla, tenía curiosidad de saber quien era esa misteriosa mujer, así que decidió seguirla. Mientras caminaban, él le hacía una pregunta tras otra, pera la mujer no respondía ni una sola de las preguntas que él le hacía. Después de haber caminado un rato junto a la misteriosa mujer, Don Feliz se percató de que aquella mujer se dirigía al cementerio, eso hizo que la curiosidad de don Félix aumentara por averiguar que era lo que ocultaba aquella mujer.
Ambos caminaron por un pasillo y por fin llegaron hasta una capilla en la que comenzaron a aparecer esqueletos que terminaron por rodearlos, a él y a la misteriosa mujer, a quien hasta el momento no había podido verle el rostro.
Estando allí, los esqueletos comenzaron a gritarle continuamente a Don Félix, que debía levantarle el velo que cubría el rostro de aquella mujer. Don Félix, lleno de curiosidad, accedió tras la demanda de aquellos esqueletos, y decidió descubrir el rostro, para ver quien era aquella mujer. Cuál fue la sorpresa, que al momento de que él levantó el velo vio que era el espíritu de Elvira, su fallecida esposa. De inmediato Don Félix cayó al suelo, quedando su cuerpo tendido, tras morir por la fuerte impresión de haber visto al espíritu de Elvira.
Lamentablemente, el estudiante terminó pagando de una muy terrible manera el dolor que en un momento le había causado a Elvira.