Leopoldo Alas Clarín fue el escritor de esta novela, que relata la vida amorosa de una joven mujer, muy hermosa e inteligente, llamada Ana Ozores, que vivía en Vetusta junto a su esposo Víctor Quintanar.
Ana sufre un matrimonio por interés con un hombre mayor que ella y gran aficionado a la caza. Ana, agobiada de la vida rutinaria que lleva, decide refugiarse en la religión para poder encontrar sentido a su vida. Es seguidora del padre Cayetano, su confesor, pero este se retira de su cargo en la iglesia por su avanzada edad y deja como representante al joven Magistral llamado Fermín, el nuevo encargado de las confesiones. Ana, al ser tan devota, comienza a tener contacto con Fermín, y él le aconseja que haga una confesión general, situación que germina en una peligrosa intimidad entre los dos.
De regreso a su casa, Ana comienza a recordar los sucesos desde su niñez hasta la edad adulta tras la confesión. Sus recuerdos comenzaron a resurgir y recordó que tras la muerte de sus padres, fueron sus tías quienes se hicieron cargo de ella, y la obligaron a casarse con Víctor. Con el paso de los días, Ana siguió frecuentando a Fermín. Vio en él a un hombre en el que fluían las palabras dulces, nuevas y llenas de alegría, y se sintió dichosa de tener a alguien con quien poder tratar todas sus inquietudes espirituales. Ambos quedaron atraídos uno del otro. Cuanto más se frecuentaban, más crecían los murmullos de las personas del pueblo al darse cuenta de que ambos se estaban comenzando a comportar de una manera muy extraña.
Una noche en la que Víctor, el esposo de Ana, salió a una noche de teatro, Ana se quedó sola y a oscuras en su casa. Decide aprovechar la ausencia de Víctor para escribirle una carta a Fermín y fue en busca de papel, pero estaba tan oscuro que terminó atrapada en una de las jaulas de caza que Víctor utilizaba cuando salía a cazar animales. Por suerte, pasó por allí Álvaro, un hombre que también sentía atracción por Ana, y la ayudo a salir de la jaula.
Al paso de los días, fueron invitadas varias personas del pueblo a una comida organizada por una de las familias más conocidas del lugar. Ahí coincidieron Fermín, Ana y Álvaro. En este momento, Ana compararía a los dos hombres que estaban cortejándola, pese a que estaba casada con Víctor. Conforme transcurrió el tiempo fue conociendo a cada uno por su parte, hasta el punto que terminó por enamorarse de Álvaro.
Fermín se enteró de que Ana era la amante de Álvaro, y la noticia lo enojó demasiado, se había enamorado perdidamente de Ana. El Magistral, lleno de rabia y celos, consiguió que Víctor se enterara de la infidelidad de Ana con Álvaro. Lleno de furia por lo que Fermín le ha dicho, Víctor se enfrenta con Álvaro y le recrimina el haberse convertido en el amante de su esposa. Lo reta a un duelo a muerte para decidir quién se quedará con Ana. Alvaro acepta y en el duelo termina matando a Víctor. Tras el irremediable y fatal suceso, Álvaro termina huyendo del pueblo y la policía.
Ana cae enferma y cuando decide salir de su encierro volviendo a la catedral y a su amado confesor, se encuentra con el desprecio y la indignación de Fermín, en forma de reproche porque ella había decidido ser la amante de Álvaro y no la suya.
