A diferencia de otras leyendas de Bécquer en las que el autor escribe para los demás, la historia de una mariposa y una araña es una leyenda que el propio Bécquer dice, fue escrita para él.
Este cuento fue escrito por Bécquer en 1863, y publicado como reflexiones en un periódico de la época llamado El Contemporáneo. La leyenda forma parte de los relatos sociales que se publicaron entre los meses de mayo y octubre de 1864.
En cuanto a las características de la leyenda, es un relato donde Bécquer nos narra la historia de una mariposa y una araña. En algún momento de la trama, el autor admite haber perdido el hilo invisible que relaciona las cosas, y que cuando vuelve en sí, echa en falta la lógica de lo absurdo.
Bécquer también destaca que a lo largo de su vida le han sucedido una gran cantidad de cosas, muchas de ellas sin importancia, y que a pesar de ello, aún mantiene vivas en sus recuerdos.
De hecho, menciona que olvida fácilmente las fechas de acontecimientos memorables, pero puede recordar con detalles minuciosos, lo que le ha ocurrido cierto día, al pasear por algún lugar.
El autor utiliza esta descripción de su forma de actuar ante sucesos importantes, como una introducción para esta leyenda, que al igual que La mujer de piedra, no tiene personajes que dialoguen entre sí, ya que solo aparecen como referencia o para darle sentido a la historia.
Descubre a continuación, de qué trata la historias de una mariposa y una araña.
Personajes de Historia de una mariposa y una araña
En la historia de una mariposa y una araña, se puede decir que estos dos insectos son los personajes principales de la leyenda. Sin embargo, no hay que olvidar que el narrador del cuento es el propio Bécquer, por lo que ciertamente se le puede considerar como un personaje de la historia.
Resumen de Historia de una mariposa y una araña
Bécquer comienza el relato narrando lo sucedido un día de primavera, cuando se encontraba sentado en una piedra, a la entrada de un pueblo pequeño. Inicialmente, había llegado a ese lugar con la intención de dibujar una fuente, pero lo que realmente hacía era tomar el sol.
En eso estaba Bécquer cuando de pronto pasan ante él, dos mariposas blancas que al revolotear juntas, parecían ser una misma. Las mariposas se posaron sobre una mata de campanillas azules, y después emprendieron nuevamente el vuelo, esta vez alrededor de Bécquer.
Por alguna razón, Bécquer sintió que debía matar a una de las mariposas, y cuando pasaron cerca de él, extendió su mano, atrapó una, y la mató. El autor comenta que sintió pesar por haber matado a la mariposa.
Después de esto, Bécquer continúa con el relato, pero ahora contando la historia de una araña. En este caso, la araña vivía en un monasterio, prácticamente abandonado. En el claustro del monasterio la araña había construido su casa.
Bécquer ingresa al claustro un día, pero el ruido de sus tacones hace eco en el lugar, al punto que le obliga a caminar muy despacio. Utiliza una escalera para apreciar con más detalle la procesión de monjes representada en el bajorrelieve.
Sin embargo, debido a que una telaraña oscura y polvorienta le impedía apreciar los detalles, decidió retirarla con la mano. Al hacerlo quedó al descubierto la araña. Bécquer la describe como una araña horrible, velluda y con patas cortas.
Bécquer se asusta y cae al suelo por la impresión, mientras que la araña se muestra aturdida por todo el escándalo. Un tanto molesto por el susto, Bécquer comienza a arrojar cantos hasta que uno de ellos termina con la vida de la araña.